sábado, 25 de noviembre de 2017

50 Aniversario del comienzo de la Promoción de 1979

El viernes 24 de noviembre, nos dimos cita en el Colegio veintitantos componentes de la promoción que iniciamos allí nuestro recorrido vital hace cincuenta años, sólo medio siglo. Poco a poco se fueron incorporando más compañeros, aunque otros también se tuvieron que ir, pero para la cena, ya sabemos que a ciertas edades el estómago impone su ley, superamos la treintena.

De entrada es de justicia reconocer y agradecer la espléndida hospitalidad de nuestro Colegio, debiendo destacar el apoyo y colaboración de su Director y de su Administradora para que este para nosotros tan importante acto pudiera tener lugar. Pero las instituciones y también las centenarias terminan siendo personas concretas y en este caso queremos dejar constancia de la gran labor llevada a cabo por Jaime Castro y Ricardo Moreno, los dos  profesores, uno ya jubilado recientemente y el otro en activo, que prepararon la reunión, nos dirigieron durante el recorrido por las instalaciones, nos aguantaron y, sobre todo, nos acompañaron en todo momento con su presencia y explicaciones.


Lo que al inicio podía suponer un baño de nostalgia se terminó convirtiendo en una tarde entrañable como pocas. Primero por lo que ya esperábamos, el encontrarse de nuevo con muchos amigos a los que hacía décadas que no veías y, a pesar de ello, seguir mereciendo tal calificativo. Es curioso comprobar como el tiempo no puede borrar la pátina de uniformidad que nos otorgaron once años de permanencia entre esos acogedores muros, aunque es posible que de pequeños no pensáramos exactamente lo mismo.





Pero lo más importante fue la presencia de nuestros antiguos y queridos docentes, los maestros que con infinita paciencia fueron poniendo la pieza del puzzle que en aquel momento eran nuestras personalidades, y lo hacían sin conocer qué imagen final tenían que formar ni qué piezas debían colocar al lado otros compañeros. Lo que con personas de menor profesionalidad podría haber resultado al final un batiburrillo ininteligible, merced a ellos resultó algo no necesariamente mucho mejor, pero por lo menos identificable, nosotros. Obviamente, cada uno somos diferentes desde cualquier perspectiva que se quiera analizar, pero en todos y cada uno se identifica perfectamente la pátina de los Sagrados Corazones de Martín de los Heros, y soy tan concreto identificando al centro porque no me consta que en los demás sea igual, y se trata del respeto a la diversidad, eso tan complicado de aceptar al prójimo cuando no piensa como tú.










Los organizadores estaban sorprendidos por la presencia de nuestros antiguos profesores, pues en este tipo de actos suelen acudir un par de ellos y ayer logramos que se acercaran bastantes más, aunque no todos se pudieran quedar hasta el final. Justo es identificarles, no sólo por agradecer su presencia, sino como muy dignos representantes de aquel elenco de una cuarentena de personas que hace medio siglo iniciaron la compleja tarea de educarnos, no sólo en conocimientos sino también en valores.

En nombre de las profesoras que se encargaron de acogernos en la enseñanza primaria de la época estaba Adelina Gutiérrez, que demostró una portentosa memoria para acordarse de algunos de nosotros y de hermanos más pequeños y familiares. Entonces se empezaba en 2º de Primaria, el Colegio no daba los dos primeros cursos, Párvulos y 1º, había que llegar ya leyendo, escribiendo y dominando las cuatro reglas. Los tres años restantes se llamaban Elemental, Medio e Ingreso. Durante los dos primeros, una sola profesora te daba todas las asignaturas, menos el inglés y una de esas profesoras era Adelina. A ella no la tuvimos nosotros porque entró al centro cuando ya estábamos en Ingreso, pero la recordamos perfectamente por su cariño y dedicación. Años más tarde, un profesor nos echó en cara con toda la razón nuestra ingratitud con estas profesoras de los primeros años, que luego cuando íbamos creciendo y creyéndonos mayores ya no las saludábamos al cruzarnos con ellas. No sé si muchos de nosotros en su momento supimos rectificar, pero espero que, aunque con varias décadas de retraso, pudiéramos ayer resarcir parte de nuestra falta con ella.

Y la persona que te decía si habías o no aprobado el examen para poder entrar en el Colegio era el encargado de su Secretaría durante toda nuestra estancia allí y hasta muchos años más tarde, Antonio Gracia, quien también nos honró con su presencia. Es la memoria viviente de la institución, el que recuerda cada detalle desde la compra de los terrenos hasta la última reforma y a todos y cada uno de sus profesores. Fue un verdadero placer contar con Antonio porque es una parte esencial de nuestro crecimiento colegial, el que alimentaba la máquina que lo movía todo, la discreción eficiente que desde abajo permitía el movimiento del conjunto. Y además tan simpático y comunicativo como entonces, bueno como entonces no, de joven era mucho más serio.



Al terminar la enseñanza primaria se iniciaba la primera fase del Bachillerato, porque nosotros somos la generación del cambio, con nosotros llegó la ya extinta EGB a las aulas. Lo hicimos a medias, empezamos estudiando 1º y 2º del Bachillerato Elemental y acabamos con 7º y 8º de EGB. Y de esa época asistieron dos entrañables profesores, José Álvarez y Amador Ruibal, ambos poco frecuentadores de este tipo de actos.



José Álvarez era uno de los que marcaban tu paso hacia la adultez, cuando ya ibas siendo mayor y podías ir mirando hacia atrás porque ya tenías algo de recorrido. A nosotros nos dio Lengua en 7º y fue el tutor del A, le recordamos por sus buenas explicaciones porque era uno de los que mejor sabían poner los cimientos para que hoy podamos comunicarnos de forma medianamente comprensible. Además, fue una persona de gran humanidad y comprensión, siempre capaz de echar una mano a quien lo precisara. Ayer, bien superados ya los ochenta, se mantuvo tan cercano como siempre, es de agradecer que dedicara una tarde a acompañar a sus antiguos alumnos.



Y Amador Rubial es un caso aparte, un antiguo alumno del Colegio que se convirtió en profesor y llegó a Jefe de Estudios antes de aprobar las oposiciones que nos privaron de él para siempre. Dedicado en cuerpo y alma a la institución, su prodigiosa capacidad de recuerdo debería ser una de las bases para ayudar a conformar la aún pendiente memoria del centro, del cual pergeñó una Asociación de Antiguos Alumnos que tras su marcha sigue siendo una asignatura pendiente de culminar. En su momento, era un profesor que imponía, de extraordinaria seriedad hasta que le conocías y te dabas cuenta que no era para tanto, su terreno era la Historia del Arte y reunió la gran colección de diapositivas que durante varias décadas formó a tantas promociones de colegiales. Aunque la enseñanza pública nos privó de él cuando era nuestro profesor, es el momento de recuperar a una persona y una mente extraordinarias para ayudar a glosar la historia de nuestro Colegio.




Cuando acabamos la EGB, dimos comienzo a BUP y COU, un ciclo nuevo que inauguramos nosotros. Por eso, hasta entonces una promoción tardaba justo una década en acabar y la nuestra fue la primera en hacerlo en once años. De esa etapa asistieron otros tres docentes, José María García Álvarez, Félix Marcos y Jesús Blanco. A uno no lo conocimos los de letras y a otro, tampoco los de ciencias, pero ambos son recordados con cariño.

José María García Álvarez daba matemáticas y física, esas cosas raras que saben los científicos, pero lo más importante a destacar en él, aparte de ayudar a culminar una gran formación, es su carácter de antiguo alumno y de profesor durante varias décadas, una de las personas que forman parte de la historia de este centro.

Lo mismo cabe decir de Félix Marcos, quien llegó como profesor cuando estábamos casi terminando y empezó dando Historia del Arte, heredando de Ruibal su gran arsenal de diapositivas y su pasión por la materia. Con el tiempo también daría a las siguientes promociones clases de Historia, pero eso ya no lo vivimos nosotros. Félix nos acompañó durante todo el recorrido mostrando su pasión por el Colegio y sus cuatro décadas como profesor allí, un verdadero privilegio contar con su presencia.




Y el último presente fue Jesús Blanco, quien merece un punto y aparte porque, además de estrenarse con nosotros como profesor en COU, también estaba presente cuando empezamos hace justo cincuenta años. Al principio era el Subprefecto de Enseñanza Primaria y era aún fraile, el Padre Jesús, que también nos formó para la Primera Comunión. Al final, nos dio COU y ya era seglar, había ejercido como Psicólogo del centro y heredó el cargo de Jefe de Estudios que dejó Ruibal. Como profesor fue sencillamente excepcional, capaz de explicarte una asignatura compleja como Filosofía de forma amena, cercana y atractiva. Pero como persona era y sigue siendo aún mejor, un ser íntegro y consecuente, fiel a su trabajo y más todavía a sus alumnos, entre los cuales tenemos el privilegio de haber sido los primeros de muchas décadas. Hizo gala de su prodigiosa memoria para las caras y los nombres, no sólo nuestros, sino también de nuestros familiares. Se quedó a cenar con nosotros y fue para nosotros un honor poder prolongar su compañía y conversación, que esperamos repetir en futuras comidas y cenas porque para eso le cogimos el móvil y le metimos en nuestro grupo de whatsapp como lo que es, uno más de nosotros por su importancia personal y docente.



Llegado a este momento, es preciso y doloroso acordarse de los profesores que ya no están entre nosotros. Sería inútil tratar de recordarles a todos porque habría olvidos injustificados, así que me limitaré a los que más recordamos por haber sido los últimos en darnos clase en COU. Por supuesto, no olvidamos a los demás, a quienes hacemos extensivo nuestro reconocimiento y agradecimiento eternos. En aquel último curso disfrutamos a los recordados Angelines Fernández en Francés, a Emilio Sternfeld en Biología, a López-Villalta en Física, a Gregorio Artiles en Latín, a Jesús Zulaica en Historia y a Paco Salvador en Lengua y Literatura, todos ellos personas inolvidables capaces de acercarnos unas materias áridas y complicadas hasta hacerlas comprensibles y, en muchos casos, la pasión del resto de nuestras vidas. Nunca os olvidaremos, maestros.

La visita al Centro nos permitió comprobar la gran modernización de sus instalaciones, pero labradas sobre unas bases que seguimos reconociendo como nuestras, el marco incomparable de los probablemente mejores años de nuestras vidas, donde se pusieron pacientemente los cimientos de nuestra educación. Es una profesión ingrata porque sus frutos son a tan largo plazo que no permite casi nunca apreciar el resultado del trabajo, pero nosotros somos el resultado de ese trabajo y sí sabemos reconocer la extraordinaria labor realizada por aquellos docentes diversos, unos más amenos que otros, unos más accesibles que otros, unos más soportables que otros, pero todos ellos trabajadores hasta la extenuación por su trabajo, por nosotros.



El acto del 24 de noviembre de 2017 en el Colegio nos permitió reencontrarnos a muchos compañeros, pero fue, sobre todo, la comprobación de que los Sagrados Corazones de Martín de los Heros siguen siendo nuestro Colegio y las raíces de nuestra personalidad y, por encima de lo demás, el reconocimiento a aquellas mujeres y hombres que lo hicieron posible, que forjaron a unas personas tan diversas y opuestas como somos nosotros con un sello común, el sentido crítico ante la vida y el respeto para los demás.

Gracias por el acto y gracias por habernos educado. Prometemos volver, el año que viene es el XL Aniversario de nuestra terminación y le hemos cogido gusto. Es una advertencia, no una amenaza. Y os da tiempo a los que no habéis venido para contactar y prepararos. Os esperamos.





martes, 24 de octubre de 2017

50 Aniversario de nuestro inicio en el Colegio

A principios de este mes de octubre se cumplieron 49 años de nuestro comienzo en Elemental, que tuvo lugar en el curso 1968-1969. Es decir, a partir de ese momento empezó justo el 50 Aniversario, desde los 49 años y un día hasta que se cumplan los 50 años en octubre que viene.

Ahora vamos a celebrar que hace medio siglo que nos conocimos y para ello se ha organizado un Acto en nuestro Colegio para el próximo viernes 24 de noviembre a las 17.30 horas. Empezará con una recepción por la entrada principal de la calle Martín de los Heros, una reunión en el Salón de Actos, un recorrido por las instalaciones y una misa a las 20.00 horas, oficiada por nuestro Padre Belza, uno de los pocos que quedan de nuestra época.

Se está gestionando la asistencia de alguno de nuestros profesores, sin que en este momento sea posible concretar a ninguno porque aún no ha habido tiempo de que lo confirmen.

A continuación se celebrará en un lugar cercano un pequeño picoteo-cena, cuyo coste se prorrateará entre los asistentes y se intentará invitar a los profesores que lo deseen.

Para el acto colegial es conveniente avisar de la asistencia para evitar imprevistos, lo cual podéis hacer mediante el formulario de contacto de esta página. Y para el acto posterior es imprescindible avisar, dada la menor cabida del local y la necesidad de contar con un preparativo.

Muchas gracias y esperamos veros.